"Aquí antes había un texto que describía el blog, pero como lo he cambiado tantas veces creo que mejor no lo describo y así no tengo que cambiar la descripción cada vez que lo haga. Disfrute de la lectura."

martes, 11 de diciembre de 2012

One of us - Joan Osborne


Hoy ha venido un cura a darnos una charla a la residencia (que, para quien no lo sepa, estoy en una residencia universitaria de monjas) y yo me declaro abierta e irrefutablemente atea. Y he acabado tan enervada que tengo la imperiosa necesidad de escribir lo que pienso sobre lo que ha dicho.

El objetivo de la charla era que pensáramos qué queríamos hacer con nuestras vidas, fijarnos un objetivo, marcarlo y amar nuestro destino en la vida. En teoría puede pintar bien, pero la cosa cambia cuando el cura empieza a decir que eso no nos lo puede ofrecer los estudios universitarios, que están muy bien, pero que tenemos que haber algo más. Y que ese “algo más” es el Misterio, así, escrito en mayúsculas, una forma diferente de llamar a Dios.

El hombre en todo momento se contradecía, decía que no sabíamos qué hacer con nuestras vidas porque ya nos lo dan todo hecho. E incluso se atrevió a hacer un paralelismo con “El Show de Truman”, que nuestras vidas son un escenario de algo ya montado y que no queremos ir más allá. Me mordí la lengua para no decirle que la culpa de eso muchas veces es de la iglesia, y de lo que él estaba haciendo en ese mismo momento, intentar convertirnos a la fe cristiana.
Él decía que ir más allá del escenario que es nuestra vida era indagar en el Misterio (otra vez, Dios) y llegar hasta él, preguntarnos para qué vivimos, y que eso no lo hacemos porque nos lo dan todo hecho.
Y tiene razón, pero la culpa es de las instituciones legitimizadas como la iglesia, que afortunadamente ya no pasa tanto, pero según nacías eras bautizado y tenías que ser católico. Que quieras o no tu vida está marcada, y eso no se puede evitar, y es la misma sociedad que la marca legitimizando a la iglesia. Y que ella se aprovecha de ese poder que le dan para hacerse más y más grande y seguir estando en lo alto, y seguir siendo legitimizada, como en un círculo vicioso. La Iglesia es consciente del efecto que tiene en la gente y no te deja vivir tu vida. Que la Iglesia es una farsa, y que espero que él sea consciente de que estaba siendo un hipócrita haciendo como que nos abría puertas mientras nos intentaba encerrar en la religión como se de un simple y estúpido ganado fuéramos.
Me aguanté las ganas de decirle a ese señor tanto eso como que ese misterio del que habla va más allá de un dios del que no se tienen pruebas. Si tuviese que indagar el por qué de mi vida, desde luego no recurriría a una fe, sino a una ciencia que de verdad me de explicaciones de qué hago aquí. Pero de todas formas no me interesa saberlo, hay gente muy inteligente estudiando eso, ¿de qué me sirve a mí comerme la cabeza con lo que es la vida? La vida está para vivirla y ya está, al contrario de lo que decía él. Yo vivo cada día como una aventura nueva, no pienso en qué va a pasar mañana porque nunca lo sabré con certeza. No sé cual es mi objetivo en la vida a largo plazo, pero sé cuál no es, y desde luego mi objetivo en la vida no es ser monja ni buscar a Dios.

Pero pongamos que Dios existe, y que sí, que hay gente que tiene un objetivo en la vida y que lo ama. Y pongamos que soy atleta de élite y que mi “amado objetivo” es ir a las olimpiadas y ganar una medalla de oro. Y por poner pongamos también que tengo un accidente y me amputan las piernas, ¿tengo que cambiar mi objetivo? ¿y tengo que seguir creyendo en ese Dios que me ha jodido la vida? ¿De verdad tengo que hacerlo?

Pero al fin y al cabo, lo que más rabia me da que es que el hombre ha logrado lo que quería, mosquearme y que piense en qué es mi vida. Pero afortunadamente no ha conseguido que vaya a buscar a Dios ni mucho menos, ni en que me marque un objetivo en la vida. De hecho, tengo cada vez más claro que hay tanto que desconzco que me conformo con conocer a ciencia cierta lo que me rodea, en no pensar en el mañana porque ¿quién me dice que va a llegar?  Y sí, me mosquea que haya logrado algo en mí, pero más me mosquea que logre lo contrario en otras chicas, que vean que tiene razón y acudan a la Iglesia para llenar un vacío de sus vidas que la fe no llena, sólo se llena viviendo, algo que impide la iglesia.

Gracias a Dios que soy atea.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cómo ser un iHippie


No comas carne, los métodos que usan para matar a los animales son macabros. Pero tampoco comas lechuga, le estás quitando la comida a un animal. Come piedras pero le estarás quitando la casa a un lagarto. Mejor haz la fotosíntesis. Pero eso sí, tus sandalias que sean de cuero de verdad.
Los muebles de tu casa de madera vista, pero cómpralos en IKEA. Manda un email donando dinero a una ONG desde tu iPhone. Sal a la calle y entra en un Starbucks, pide un café, pero con azúcar moreno porque las refinerías del azucar blanco contaminan mucho; y con leche de soja y extra de caramelo. Defiende los derechos de la mujer, pero cuando ligues hazlo con la que más tetas tenga. Quéjate en Twitter de que no te dan un trabajo por tus pintas, pero hazte otro tatuaje porque tu gusano de seda acaba de morir y nunca lo vas a olvidar.
Enciende la tele y quéjate de Sálvame, pero ponte a ver una película de serie B e intenta encontrarle el arte que no tiene porque es lo que es, una película de serie B. Vete de excursión al zoo y quéjate de lo mal que viven los animales, pero quítale la corteza al sándwich que te lleves aunque sepas que hay niños que se mueren de hambre en África.  Pon un estado pedante en Facebook junto a una canción de un grupo alternativo chill out con influencias irlandesas, africanas y cuya letra hable de paz y amor; seguidamente clicka en la publicidad que te sale al lado de quién visita tu perfil.
Creéte diferente por hacer lo que en el fondo los demás también hacen. Huye del sistema mientras te adentras más en él. Critica lo que eres. Hasta que llegues a un punto que, como los hipsters son tan mainstream, has decido ser mainstream otra vez. Reflexiona por qué eres así y date cuenta de que estás cortado por el mismo molde que los demás. Uno lo muestran más y tú menos. No eres tan diferente. Cae en el saco. Sé un iluso.
Pero el primer paso es asumirlo.

(Ensayo escrito para Sociología). 

jueves, 19 de julio de 2012

Las cajas verdes de Correos las carga el diablo

Hoy he tenido que ir a Correos a mandar un paquete. Pensaba que era algo sencillo, que no tenía mucha ciencia, pero no podía estar más equivocada.

Me levanté a las 9 de la mañana, que eso para mí es madrugar (bueno, me levantó mi madre llamándome por teléfono, por eso de que suelo ignorar los despertadores).
A eso de las 10 y cuarto (media hora arriba, media hora abajo) salí de mi casa; y lo primero que me encuentro es a una señora vestida de lila paseando a su perro que llevaba una correa a juego con la vestimenta de dicha señora. Tan normal todo, debería de haber empezado a sospechar que el día iba a ir mal.

Después de recorrerme medio barrio a pie (porque sabía dónde estaba la oficina pero no sabía como llegar) me planté frente a la puerta. Para no hacer el ridículo me fijé bien si tenía alguna pegatinita que pusiera "Tire" o "Empuje" pero no había ninguna. Así que tiré de la puerta, y al ver que no se abría empujé. Pero tampoco se abría. Estuve peleándome con la puerta hasta que vi a una señora entrando en correos por la puerta de al lado, que es la que estaba abierta. Tan digna yo me fui a la puerta correcta, la abrí, entré, cogí mi número y me senté a esperar.

Cuando llegó mi turno me dirigí al mostrador:
-Buenos días quería mandar este paquete -y le enseño a la señora la bolsa envuelta en cinta adhesiva.
-¿Cómo quieres mandarla? -me dice.
Tú sabrás que eres la que trabaja en correos, ¿no?
-Pues no sé, si cabe en un sobre de los grandes en un sobre, si no en una caja.
-No, eso en un sobre no te cabe, mejor compra una caja- se va al almacén y vuelve con una caja. -Esta te vale 2,85, te la cobro y tienes que rellenarme esto, esto y esto- y me da unos papeles.
-¿Me puedo poner aquí al lado? ¿Y me puedes dejar un bolígrafo?
Me mira con cara de odio pero me dice que sí.

Mientras intentaba plegar la maldita caja llegó una señora a recoger un sobre. A la señora le dio tiempo a contarle su vida mientras yo sólo había plegado un lado de la caja.
-Perdone -le digo a la de correos- ¿sabe cómo se pliega la caja?
-¿Nunca has plegado una? -me mira escéptica y sigue atendiendo a la señora.
Y mientras yo me seguía peleando con la caja.
Cogí el trozo de cartón que se tiene que convertir en una caja, le doblé un lado, intenté doblar el otro. No funcionó. Intenté tirar de las pestañas, pero estaban pegadas.
-Mira niña -me dice la señora que está recogiendo su sobre- aquí tienes un dibujo con las instrucciones.
En efecto, en un lado del cartón había un dibujo con las instrucciones de cómo plegarla, llega a ser un perro y me muerde. Y justo cuando vi un rayito de luz me di cuenta de que las instrucciones son un maldito dibujo de la caja ya doblada con unos números en cada solapa.
-Ya pero es que no entiendo las instrucciones- le digo a la señora ya tirando la poca dignidad que me quedaba a la basura.
-Tienes que sacar las pestañas estas -dice señalándolas- y meterlas en estas ranuras mientras doblas estas dos caras.
-Señora, deje eso y firme aquí -dice la de correos cabreada- deje que pase la prueba de fuego.
¿Doblar una caja es una prueba de fuego? ¿Y el premio cuál es? ¿El trono de Invernalia?
Y mientras yo seguía averiguando cómo demonios doblar la maldita caja. Hasta que una trabajadora que pasaba por allí me dijo:
-Tranquila que ya te la pliego yo.
Y en dos segundos la tenía perfectamente montadita. Sobra decir que sigo sin saber cómo se monta una caja verde de correos.

Cuando ya conseguí montar la caja y todo, llega una pareja de filipinos con una caja en la que cabía yo perfectamente a la ventanilla. Que a saber qué llevaban, capaz que iban a mandarle a uno de sus hijos a Angelina Jolie.
-Niña, vete al mostrador de allí al fondo a rellenar los papeles que necesitamos la pesa- dice señalando una plataforma negra con bolas plateadas que estaba a mi lado. Obviamente me costó pillar que se refería a que eso era la pesa.
Pues con mi caja, mis papeles, el bolso, la chaqueta y una bolsa de plástico me fui al mostrador. Que encima era diminuto, no me cabía la caja.
Y allí estaba yo, haciendo malabarismos para mantener la caja apoyada en el mostrador sin que se cayera, el bolso colgando del hombro, la chaqueta y la bolsa sujetas con las rodillas, las gafas resbalándose por mi nariz, los pelos delante de la cara e intentando escribir.
Y cuando terminé y fui a llevarle la caja a la dependienta me fijé en que había pegado las solapas sin meter las pestañitas que la señora que fue a recoger el sobre me había dicho. Total que tuve que montar otro circo para meterlas en las ranuras sin tener que despegar la solapa.

Cuando terminé todo me acerqué a la ventanilla donde estaba la señora de correos atendiendo a los filipinos.
-Acércate un momento- me dice la señora.
Yo toda ilusionada pensando que ya podía mandar el paquete me acerqué.
-Devuélveme el boli, y vete a esperar a que termine con estos señores.
Pues ya sin nada de dignidad me fui a esperar. Cuando la señora terminó con los filipinos me dijo que ya podía atenderme. Me acerqué al mostrador y estampé la caja contra él. La señora ya estaba flipando conmigo.
-Uy perdón -le digo.
-¿Quieres mandarlo asegurado como paquete azul? -me pregunta.
-No sé, ¿cuánto cuesta eso?
-Espera que te miro -y se pone a mirar cosas en el ordenador- la población que has escrito no me sale.
-Pues es la dirección que me han dicho. Lo que no entendí si era una "u" o una "v".
-No, ni con "u" ni con "v" sale.
-Es en Mallorca.
-Ya eso ya lo sé -me responde como si la hubiera insultado. Coge un papel-. ¿Has puesto 100 euros en el valor de la aduana?
-Em... sí.
-Eso te va a subir el precio.
-¿Va a valer más de cinco euros? Porque si vale más de cinco euros no me interesa.
-El precio mínimo son 8 euros, pero espera que te miro -sigue con su ordenadorcito-. Sí, sale 12,85.
-Ah, pues entonces no me interesa -digo, y le pago el precio normal.
Me mira con cara de odio.
-Pues firma aquí y pon tu DNI aquí -dice señalándome el papel de la aduana. Firmo-. Pues ya está todo, ya te puedes ir.
-Gracias.
-A ti.

Cuando salgo de correos me vuelvo a equivocar de puerta. Y como una zombie camino hasta mi casa, donde me vuelvo a encontrar a la misma señora vestida de lila con su mismo perro con su correa a juego. Eso tiene que ser algún mensaje oculto.

Está claro que las cajas verdes de correos son una mierda, pero al menos colaboras con 2 céntimos a replantar árboles. Que digo yo que si planto uno colaboro más, pero bueno.
Antes de ir a correos mentalizaros y haced un cursillo de plegar cajas si no queréis que os pase lo que a mí.

Y dicho esto me tengo que ir a limpiar el baño

Verdes saludos de la Comandante Mosca.

P.D: Si alguno ha seguido este blog desde el primer post (aunque este es el cuarto) sabrá que no iba de esto en un princpio, pero bueno, lo de las entrevistas se ha quedado en el inframundo. Mejor publico las cosas que me pasan en la vida diaria que son la hostia y me dejo las entrevistas para cuando trabaje de periodista. Si es que no estoy en el paro.